Podemos definir la reflexología podal como una técnica terapéutica basada en la estimulación de puntos sobre los pies, denominados zonas de reflejo. Estas zonas de reflejo corresponden a distintas partes del cuerpo, por lo que masajeándolas de forma indirecta o refleja (de ahí el nombre de la terapia) los órganos, músculos u otras partes del cuerpo reciben un estímulo. Por supuesto, además de este efecto reflejo, hay un efecto local en los pies muy importante y útil para prevenir muchos problemas de los mismos.
Para su realización no se requiere de ninguna sustancia o herramienta más que las propias manos, si bien acostumbra a utilizarse algo de aceite para poder masajear con más facilidad y fluidez. Por tanto, la técnica se realiza mediante la aplicación de un masaje manual que aplica presión en áreas reflejas de los pies con el que se consiguen efectos específicos en otras partes del cuerpo.
Beneficios de la reflexología podal Gracias a esta técnica terapéutica ancestral, podemos obtener múltiples beneficios sobre nuestra salud. Hay que decir que los estudios científicos realizados hasta ahora son concluyentes en cuanto a la efectividad de la reflexología, pero el hecho de que sea una técnica milenaria con orígenes en la antigua China, los Estados Unidos y Egipto, donde se han encontrado papiros que datan del año 2000 A.C., en los que se muestra la aplicación de masajes en plantas de pies y manos, hace pensar en su efectividad más que demostrable.
Produce un efecto relajante que ayuda a eliminar el estrés y facilita la relajación física y mental. Estimula la circulación sanguínea y linfática. Potencia el sistema inmunológico y el potencial del cuerpo. Regula el funcionamiento. Equilibra y restituye los niveles de energía. Ayuda a la eliminación de toxinas. Posee un efecto antiálgico (alivia el dolor). No está contraindicada en adolescentes, niños, embarazadas y ancianos. Estimula la creatividad, eleva el nivel de vitalidad y mejora el humor.